Un aseo tiene menores dimensiones que un cuarto de baño pero no por ello tiene que resultar menos coqueto.
Esta estancia tiene su utilidad, ya sea para uso de visitas o como apoyo al cuarto de baño principal.
Como será de un uso ocasional, se puede prescindir del bidet, la ducha y bañera. Esto, nos ahorra un gran problema (además de unos euros, claro): la condensación de vapor, que tanto daña los materiales que utilizamos en decoración. O sea que en un aseo podemos incluir alfombras, empapelados y revestimientos que en el baño principal no podríamos poner.
Al mismo tiempo, al ser un ambiente relativamente público, vamos a querer jugar más con los toques extra. A qué me refiero: toallas decorativas, accesorios atractivos (jabonera, toallero, portarollo), adornos (flores secas, caracoles, cuadros y/o fotos), luminarias originales, etc.