El origen de la Navidad en España se remonta al siglo VI. Los pueblos ibéricos tenían la costumbre de celebrar el solsticio de invierno, que era entre el 20 y el 23 de diciembre, fechas en las que la gente se hacía de comida y bebida para enfrentar la época de frío.
Fue en el año 529 cuando Justiniano, emperador Bizancio, estableció el 25 de diciembre como día de conmemoración del nacimiento de Jesús en todo el Imperio Romano, que por entonces, incluía a la península ibérica.
Ya es tradición en toda España que comience el ambiente navideño en los puentes de la Constitución y la Inmaculada Concepción (6 y 8 de diciembre), donde se decoran las calles con adornos navideños y espectaculares luces.
El día 25 llega Santa Claus o Papá Noel, pero tiene sus variantes dependiendo de la zona. En el País Vasco reciben regalos del Olentzero, una figura mitológica que se cree se remonta desde antes de la era cristiana. En Cataluña y Aragón, tienen al Tió de Nadal, un tronco al que pintan ojos y boca y al que después de la cena de Nochebuena, lo golpean con un palo hasta obtener el contenido.
El 6 de enero se celebra el Día de Epifanía o de los Reyes Magos, que hace alusión al momento en el que tres reyes llegaron al pesebre de Belén a regalar oro, incienso y mirra al recién nacido.
En el evangelio se describe a los Reyes Magos como hombres sabios que siguieron el rastro de una estrella, aunque no está claro si la Estrella de Belén se refiere a un fenómeno astronómico real, o es simplemente una figura literaria. Tradicionalmente, se representa a los Reyes Magos con aspecto de monarcas, pero no hay nada en las escrituras sagradas que los identifique como miembros de la realeza, sino tan solo sabios, tal vez nobles. Otras leyendas, en cambio, los identifican como hombres entregados al estudio de la astronomía.
Algunos historiadores y científicos han argumentado que el nacimiento de Jesús pudo coincidir con algún evento, como una conjunción planetaria, como la acontecida en diciembre de 2020 entre Júpiter y Saturno. Otros han apuntado incluso que pudo coincidir con el paso del cometa Halley. Pero asociar estos acontecimientos al nacimiento de Jesús es problemático, no solo porque la propia fecha de su nacimiento es incierta (puede variar en un margen de seis años), sino también porque estos eventos son relativamente frecuentes a lo largo de los siglos.
