Hasta que no te vas de casa de tus padres y vives por tu cuenta, no terminas de entender todo el trabajo que supone poner un plato de comida cada día, lavar y planchar la ropa o mantener la casa limpia. Hasta que no haces un servicio público, ya sea cuidando espacios culturales o como voluntario con personas en situación de riesgo de exclusión, no comprendes el valor de servir a los demás.
En definitiva, como todo en la vida, hasta que no lo haces por ti mismo no valoras adecuadamente las cosas. Y es que, al igual que los niños, estamos acostumbrados a que nos lo den todo hecho.
Sin embargo, otras culturas parecen tener muy claro que la mejor manera de valorar los servicios públicos y la limpieza de la ciudad empieza en las escuelas.
Ali es como en Japón, son los escolares de primaria y secundaria quienes se encargan de las tareas de limpieza y servicio del centro escolar. Es decir, los niños barren, friegan las aulas y pasillos, lavan los baños y sirven a otros alumnos en el comedor a través de un sistema rotativo coordinado por los profesores.